El ser

Notas de Lorenzo

Acudí aquel viernes por la tarde a la llamada de mi viejo amigo Manuel Durán.

Llegué temprano, aunque ya estaba su sobrino en el jardín. El profesor estaba muy alegre y, lo que nunca había visto, había hecho que la señora que le cuidaba, preparara una merienda con todas las cosas que, a nuestra edad, ya no se deben comer. Aunque no creo que nos dejara mucho su sobrino, que estaba merendando, cómo dice la expresión, “a dos carrillos”.

-Manuel -le dije- yo creo que no nos debes hacer sufrir más y decirnos cual es el motivo de esta reunión.

-Amigo mío -dijo inclinándose en el sillón y dando una calada a su pipa- ,es el daros una gran noticia que, estoy seguro, que os alegrará.

-Nada nos hará más felices Manolo -le dije sin poder ocultar el entusiasmo- estoy seguro de que es una gran noticia, por la alegría que se te ve.

-No solo es una, son dos, pero antes tenéis que darme vuestra palabra de que nada de lo que aquí hablemos saldrá a la luz, si yo no lo consiento.

-La tienes -dije.

-Por supuesto tío -dijo el sobrino.

-Pues bien, la primera, y más especial para mi, es que me voy a curar.

-¡Manolo! ¡Que estupenda noticia! -le dije- ¡Aclárala! ¡Es maravillosa! ¿Dónde te operan? ¿Correrás algún riesgo? ¿Cuándo va a ser?

-Tío, ¿De verdad puede ser posible esta noticia? -dijo el sobrino.

-Si, me operan esta noche, y mañana podéis venir a verme porque ya estaré curado.

Aquello fue un jarro de agua fría para mí, definitivamente mi amigo había perdido la cabeza. Tanto el sobrino cómo yo, nos miramos en silencio.

-Comprendo vuestras miradas, yo hubiera pensado lo mismo, y cuando escuchéis la siguiente noticia, todavía estaréis más convencidos de que he perdido el juicio.

-Amigos míos -continuó- he conseguido contactar con otro mundo.

Manuel esperó a que la sorpresa nos dejara hablar.

-¿Qué me decís ? -dijo mirándonos fijamente.

-Manolo -le dije- ¿Tu estás seguro?

-Amigo mío, querido sobrino -comenzó- sé que es difícil de entender y conforme lo vaya explicando todavía se os hará más complicado. Pero os juro que es verdad. Voy a comenzar el relato de estos últimos días, ruego que no me interrumpáis hasta que acabe.

A partir de este punto escribo lo que nos dijo mi amigo, haciendo un extracto puesto que lo principal queda aclarado con sus notas.