Madaleno quiere saber más.
Apoyado en la pared y mirando, muy pensativo, se encuentra Madaleno al que, en este momento, se le acerca Juanito Feliz.
-Te encuentro muy pensativo Madaleno ¿en qué piensas? -le pregunta.
-Verás amigo, en que prefiero mil veces que se me ayude para ser fuerte a que se me ayude porque soy débil.
-Está claro, -le contesta Juanito mientras deja el vaso de cerveza ya vacío en el alfeizar de la ventana- son las filosofías distintas de un buen o mal gobierno. Una persona honrada y trabajadora preferirá siempre que le den posibilidades de trabajar a que tenga que vivir de la caridad, sea de quien sea.
-Juanito, con todo lo que está pasando, me pregunto ¿como se somete a un pueblo tan fácilmente?
-Verás Madaleno, hay dos cosas muy simples. Elimina el valor y la cultura como virtud y buscales un terrible enemigo. Las ovejas siguen al pastor al matadero creyendo que las protege del lobo.
Eleno se rasca un poco la cabeza, se toma un par de tragos de su cerveza y alzando la voz pregunta.
-¿Alguien coincide conmigo en que los animales son cada día más listos y el ser humano más zoquete?
Y los concurrentes al bar, alzando la mano contestan al unisono...¡YO!
Y Eleno que hoy está inspirado le dice al padre Vicente.
-¿Por qué nuestra cultura está pudriéndose Padre Vicente?

-Sencillo -le contesta-, amigo Eleno, somos ya demasiados y Dios no puede atender a tantos.
Con las pocas veces que Eleno es capaz de contar chistes o anecdotas, la concurrencia del bar no desaprovecha la ocasión y apluden a Eleno, que sale de la barra y se acerca a Perogrullo.
-¿Cómo ves nuestro futuro Perogrullo? -le pregunta.
Perogrullo pone los codos en la mesa e invita con un gesto a que se siente y lo acompañe.
-Muy mal Eleno, veo un futuro con una gran cantidad de ancianas histéricas, solas y defraudadas con su pasado.
-¿Y los hombres?
-Menos cantidad por qué morimos antes, pero resentidos, asqueados y abandonados.