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Informático en los 60

una imagen

La zapatilla una calculadora de madera.
Es muy difícil hoy entender que un almacén de maderas pudiera funcionar con una máquina de escribir antigua y una calculadora DE MADERA.

Cuando entré a ofrecer nuestra maravillosa calculadora con impresión en papel no me esperaba que lo que encontrara fuera una verdadera joya.

Los nuevos no podíamos vender ordenadores. Sólo calculadoras. Los americanos, tan dados a acortar palabras con tres o cuatro letras nos decían que eramos MMT y cuando pudiéramos vender ordenadores pasaríamos a TM (tarde marketing).

En los cursos nos habían enseñado a demostrar la calculadora pulsando las teclas con un bolígrafo y se me daba muy bien. Si se trataba de correr ya utilizábamos todos los dedos y los cálculos salían a una velocidad a la que la gente no estaba acostumbrada. Era imposible que en una empresa que no tuviera una calculadora electrónica, no la vendiéramos.

Los dos ancianos que me atendieron muy amablemente aguantaron estóicamente mi demostración con mi bolígrafo que manejaba como la batuta de un director de música.

Cuando terminé y los observé de soslayo, en aquel despacho con los muebles oscuros, y una ventana por la que apenas entraba la luz del atardecer, comprendí, por sus rostros entre asombrados y jocosos, que la venta estaba prácticamente hecha.

-¿Qué les parece?-pregunté.

-Bien, muy maja -contestaron al unísono- pero estábamos pensando que es un poco lenta para nosotros. Por cierto, que la calculadora nuestra también es de la marca que usted lleva, Burroughs.

-¡Caramba! -conteste- quizás es que yo se la he demostrado con el bolígrafo para que la vieran mejor, pero miren la velocidad a la que se hacen las operaciones. Por cierto, me gustaría que me dijeran el modelo de su calculadora porque Burroughs lleva muy poco en Valencia y no tenía noticias de que ya hubiera comercializado sus máquinas aquí.

-Pues no sabemos el modelo, nosotros la llamamos la zapatilla. Mi hermano la va a traer y si usted corre más con su maquina que nosotros con la zapatilla, se la compraremos.

Salió uno de los ancianos y en un par de minutos vino con una flamante calculadora DE MADERA.

Efectivamente, la carcasa era de madera, tenía un tamaño relativamente pequeño y, efectivamente, parecía una zapatilla totalmente rectangular y con un teclado desplegado.

Para quien no sepa que es un teclado desplegado aclaro que son los que tienen los números en fila y repetidos en cada hilera. O sea; la primera fila vertical seria 1111111111 la segunda 2222222222 etc. Para poner una cantidad, por ejemplo 2365 pulsaríamos el dos en su columna y en la linea de los millares, el tres en su lugar de las centenas, el seis en las decenas y el cinco en las unidades. Se introduce la cantidad y pasaríamos a la siguiente.

Naturalmente la cosa estaba hecha. Un manitas como yo terminaría la suma de cuatro o cinco números antes que hubieran tecleado el primero.

Pasamos a la competición y efectivamente pasó lo que yo pensé... Pero al revés. El anciano había terminado antes de que yo terminara la suma.

¿Cómo era posible? Muy sencillo yo tecleaba con cada sumando todos los números y ellos utilizaban las dos manos y poniendo los dedos de una determinada manera hacían una sola pulsación en la que introducían todo el sumando. ¡Increíble!

Con una suma de cinco sumandos de cuatro dígitos cada uno yo tenia que pulsar veinte veces y ellos cinco.

NO PUDE VENDER LA MAQUINA.

Cuando comuniqué el resultado al director general Monsieur Sournac, me dijo que regresara a hablar con ellos Y LES COMPRARA LA MAQUINA POR LO QUE PIDIERAN. Quería mandarla a Estados unidos para el museo de la empresa.

Lamentablemente no quisieron ni oír hablar de vender su hermosa "zapatilla".

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Los caracteres digitales
Voy a explicar una cosa que para cualquier informático por poco que sepa es mas básico que saber las vocales. Pero para los que no lo son quizás sea interesante y una curiosidad.

¿Alguna vez se han preguntado como es posible que con ceros y unos se pueda decir y hacer prácticamente todo?

Lo vamos a explicar. Las primeras maquinas, las instrucciones básicas se le decían con una serie de 8 puntos llamados octetos. Cada uno de los puntitos se llaman bits y el octeto se llama byt. Un kb son mil byte.

Entendamos primero que los números que no son en módulos de 10 como lo entendemos, son módulos 16 y se llama lenguaje hexadecimal. Con 4 bits se representan los 16 números.

Los cuatro bit activos sería el 15 (1+2+4+8) añadimos el cero y ya tenemos dieciséis números representados con solamente 4 bits.

La máquina leería de cuatro en cuatro (no es así pero es para hacerlo muy sencillo).

Si ponemos cuatro ceros 0000 como no hay ningún 1 es un cero.

Si lee 1000 como el uno es el primero seria el numero uno.

Si lee 0100 como ocupa la posición segunda seria un dos.

Y si el activo es el tercero ¿un tres? No, esto 0010 es un cuatro. Y esto 0001 un ocho.

¿Como puede leer un tres? Fácil 1100 o sea uno y dos son tres. ¿y cinco? Pues así 1010 uno y cuatro es cinco.

¿Que numero es este 1111 ? El quince; uno mas dos mas cuatro mas ocho.

Como un octeto tenía 8 bits también entraban todas las letras.

Conforme las instrucciones en las máquinas tiene mas bits, pueden interpretar con una sola lectura instrucciones más ámplias por lo que son mas potentes y mas rápidas.

Es como si nosotros leyéramos letra a letra o de una toda la pagina del libro.

Hablemos de...
La imágen de los números
Estoy seguro de que más de una vez, si usted es uno de los amantes de las preciosas palabra “por que?”, se habrá preguntado si las figuras de los números tienen una razón o simplemente son el fruto de una evolución a partir de algunas imágenes primitivas. Quizás el 2 viene de un momento en que el matemático que estaba pensando como dar una imagen a este número y vio pasar a un pato, se dijo, “Eureka, el dos es un pato!”. Lamentamos llevarle la contraria pero no fue así.

Desde luego existen algunas teorías pero a nosotros la que nos parece más lógica es esta que le vamos a exponer.

Cuando se empezaron a escribir los números, que nosotros utilizamos, la escritura no era tan sofisticada como ahora en la que se le dan mil y una filigranas para representar hojas o cualquier otro tipo de adornos. Escribir era muy serio y pesado, desde la cuneiforme hecha sobre losetas de arcilla hasta la de los escribas primitivos con sus plumas de ganso. Tenía que ser una forma muy fácil de escribir y de identificar. Los romanos fueron expertos en muchas cosas pero su sistema de escritura para los número es un completo follón y difícil para hacer operaciones matemáticas. Pero vayamos al grano. Si dibujamos los números de la manera más recta posible y los observamos ¿que vemos? Lineas y ángulos. Y si contamos los ángulos menores de 90 grados ¿que tenemos? Su valor numérico.

Véalo en las imágenes siguientes.


Naturalmente, como se ve, el cero no tiene ningún ángulo.