En las recetas de aliños debemos probar, antes de ofrecerlas, las cantidades. No a todo el mundo le gusta igual de salado o que se note excesivamente tal ingrediente. Recomendamos hacer una prueba sin pasarse de cantidades e ir añadiendo algo más del componente que notamos a faltar.
El aliño, en la comida, es como el vestido de una bailarina, su arte es ella misma, pero si le añadimos un traje boito, sin menoscabar su baile en lo más mínimo, complementa la expresividad de su danza.
Es el marco de un cuadro perfecto, es el acompañamiento de una canción hermosa.
Una buena carne, unas ensaladas, un pescado...un aliño en su justa proporción y sin exagerar, potenciará su sabor y nos mostrará aromas y texturas que desconocíamos.
Mi amigo Julián es feo y tonto perdido. Nunca se le ha arrimado ninguna mujer... Hasta esta semana que lo rodean y lo adoran. El sigue igual, contento porque le han tocado un par de millones pero igual de feo y tonto. ¿Qué le ha cambiado? Mi amigo Esteban me dijo, “es el efecto mariposa". ¿?
Cuando leí que una ministra comunista que antes decía que había que cortar las cabezas a los reyes, ahora visitaba al Papa, mi amigo Esteban me dijo “es el efecto mariposa". ¡Cómo nos cambia esa enfermedad! ¿verdad?