El tajo de Roldan (2)

Un día, Roldán al volver a su cabaña se cruzó con un extraño personaje que le dijo que a su bella doncella le quedaban muy pocas horas de vida…. únicamente las que faltaban para que el sol se ocultara por la ladera de la montaña. En ese punto su joven amada moriría sin remedio.
Desesperado Roldán corrió a su cabaña y comprobó como su amada, poco a poco, iba apagándose conforme el sol bajaba. A cada momento se encontraba más débil.
Furioso ante su impotencia, el coloso salió a recriminarle al sol su desdicha y rogarle que quedara quieto en el cielo. Entonces recordó que su amada moriría solo cuando “el sol se ocultara”. Fué desesperado hacia la cumbre del Puig Campana y de un puntapie rompió un trozo de montaña consiguiendo así unos minutos más de luz y bajó corriendo a por su amada para intentar alargar el máximo el tiempo de su vida, pero el sol, inmutable, no tardó en ponerse.