Els mullaors
Esgarraet, ensalada de pimientos y bacalao

Ingredientes:
  • - 1/2 kilo de pimientos rojos bien gordos.
  • - 125 gr de bacalao salado desmigado.
  • - 2 dientes de ajo.
  • - Aceite de oliva.
Preparación:
  1. El primer paso será asar los pimientos, para lo que los fregaremos bien con aceite de oliva y los pondremos enteros en una fuente al horno medio durante unos 30 minutos (según el cuerpo del pimiento) hasta que estén hechos.
  2. Si los podemos asar en un horno de leña o la brasa, todavía estarán mas buenos.
  3. Los dejaremos enfriar y retiraremos el pezón, las semillas y los pelaremos bien. (En caso de no querer realizar este trabajo, hoy podemos encontrarlos en conserva ya asados de muy buena calidad incluso a la leña).
  4. Cortaremos la carne de los pimientos formando tiras con ella, y la iremos poniendo en un bol de vidrio.
  5. A continuación, cortamos los ajos pelados muy pequeñitos, sin picarlos, y los añadimos repartiendolos sobre los pimientos.
  6. Añadimos el bacalao desmigado y removemos todo hasta que esté homogéneo.
  7. Cubrimos con aceite de oliva hasta que no quede nada al aire, y lo dejamos reposar hasta el día siguiente.
  8. Al servirlo, es indispensable acompañarlo de pan en cantidad para disfrutarlo como se merece.
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El tajo de Roldan (2)

Un día, Roldán al volver a su cabaña se cruzó con un extraño personaje que le dijo que a su bella doncella le quedaban muy pocas horas de vida…. únicamente las que faltaban para que el sol se ocultara por la ladera de la montaña. En ese punto su joven amada moriría sin remedio.

Desesperado Roldán corrió a su cabaña y comprobó como su amada, poco a poco, iba apagándose conforme el sol bajaba. A cada momento se encontraba más débil.

Furioso ante su impotencia, el coloso salió a recriminarle al sol su desdicha y rogarle que quedara quieto en el cielo. Entonces recordó que su amada moriría solo cuando “el sol se ocultara”. Fué desesperado hacia la cumbre del Puig Campana y de un puntapie rompió un trozo de montaña consiguiendo así unos minutos más de luz y bajó corriendo a por su amada para intentar alargar el máximo el tiempo de su vida, pero el sol, inmutable, no tardó en ponerse.