Mesxicotet a 1/5/2023 - Nº 1

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Hoy con...
Escuela de Verano

Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3

Nota 1 del profesor Mengíbar .
Ayer por la tarde me paso una cosa muy extraña. Iba por la galería que va del comedor del servicio al invernadero cuando, de algún modo extraño, se difuminó el espacio a unos cinco metros de mí y apareció, semitransparente, una imagen de una mujer. Vestía de negro, me miró con una expresión extraña, me extendió los brazos y desapareció. Hablado con la directora y con el encargado del mantenimiento, que son las personas que están en la escuela desde el principio, no recuerdan a nadie de esas características, por lo que entiendo puede ser alguna mujer que viviera en el edificio antes de ser transformado en escuela.

Nota 2 del profesor Mengíbar.
Ha vuelto a pasar.

En el mismo sitio y casi a la misma hora, he vuelto a ver lo que me ha parecido una persona, aunque esta vez estaba muy difuminada.

Era más grande, sus facciones no se distinguían pero, sé que llevaba algo en las manos, lo ha levantado y vino hacia mí. Intenté parar el posible golpe con una regla que llevaba en las manos, pero no pasó nada y desapareció lo mismo que la vez anterior. Esta aparición no puedo describirla porque, el poco tiempo y al no estar casi definida, no puedo asegurar si era hombre o mujer.

Nota 3 del profesor Mengíbar.
Esto me empieza a asustar.

Otra vez ha ocurrido en el mismo sitio y a la misma hora.

Esta vez ha sido muy extraño, se ha formado esa especie de niebla y poco a poco se ha aclarado.

He visto a una pareja, un chico y una chica que parecían pelear. De pronto ella me ha mirado, se ha dejado caer al suelo y él, que no se había percatado de mi presencia, ha agarrado a la chica por el cuello. Al ver los ojos de la chica mirándome cómo pidiendo auxilio, el muchacho se ha girado. Yo no he podido evitar el querer proteger a la muchacha, a pesar de ser consciente de que lo que yo veía eran fantasmas de algún pasado. De todos modos parece haber funcionado porque, la soltó y poco a poco fueron desvaneciéndose.


Por más que buscamos no pudimos encontrar el cuarto encuentro del profesor Mengíbar con los supuestos fantasmas.

Continuamos con otras cartas y notas sobre los alumnos, pero ya no encontramos nada que nos sirviera para la investigación de este extraño caso.

Por fin llegamos a unas conclusiones y mandamos un mensaje a la directora.

A los diez minutos entró. Se notaba que tenía ganas de aclarar la situación, y quizás esperando que le pidiéramos la colaboración de un sacerdote. Por el contrario, le rogamos hablar con las dos muchachas que habían padecido la tercera visión del profesor.

Nos pidió que fuéramos con mucho tacto con ellas, pero accedió a mandarlas inmediatamente.

No habían pasado diez minutos cuando se abrió la puerta y aparecieron dos chicas de unos dieciséis o diecisiete años.

La conversación que mantuvimos con ellas no podemos, de momento, decirla; primero tenemos que comprobar unas cosas y pedir permiso a la directora.

La única solución para probar nuestras teorías estaba en manos de Alba, y hemos de reconocer que se prestó a ella sin ninguna dificultad, demostrando que era una mujer muy valerosa.

Aquella noche, a las nueve en punto estábamos en el pasillo con Alba. Ella estaba deseosa de que le dijéramos las conclusiones a las que habíamos llegado, pero no quisimos decirle nada antes de poder confirmarlas, porque podría afectar a más personas.

Tal cómo esperábamos, a las nueve y veinticinco se formó una especie de niebla que, poco a poco, fue aclarándose y formando una figura que se definió cómo el profesor de ciencias.

Nos miró asombrado, nos hizo un gesto con la mano al que intentamos contestar, pero no pudimos porque Alba comenzó a desmayarse y tuvimos que sujetarla. Al punto, la visión despareció en la nada.

Nota 4 del profesor Mengíbar.
Ya me da miedo pasar por el pasillo. Si pudiera no pasaría, pero tengo que ir a mi dormitorio. Esta vez han sido perfectamente definidos, dos hombres y una mujer. Estaban inmóviles, cerca de la puerta que da acceso a la parte del dormitorio del servicio y al invernadero.

Parecían estar esperándome; cuando me han visto los dos hombres han levantado las manos haciéndome gestos, pero la mujer ha caído en ese momento al suelo. Les he levantado la mano haciendo una señal de paz, por si podíamos mantener alguna conversación aunque fuera con gestos, pero eso ha sido todo, han desparecido.

He visto que no hay nada que temer si lo que veo es cierto, aunque dudo ya de mi razón, y pienso que es posible que el pasillo tenga algún tipo de gas, generado por las plantas, que provoquen padecer estas alucinaciones. Mañana le diré al jardinero que me acompañe e intentaremos comprobar las plantas del invernadero para ver si hay alguna que tenga estos efectos.

No será la primera vez que los jardineros cultivan plantas alucinógenas con el fin de ganar un dinero extra.

Cuanto más lo pienso más convencido estoy de que esta es la solución a las apariciones. Es muy extraño que siempre sean en el mismo lugar y más o menos a la misma hora.


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