El mango es el fruto de la Mangifera Indica, árbol tropical de la familia de las
anacardiáceas. El Mango tiene la fama de "Fruto delicioso" por su sabor
terebintáceo. Los numerosos pueblos que lo cultivan y lo consumen ampliamente
son Asia, América y áfrica.
Quienes lo consumen aprecian muchísimo sus grandes méritos como fruto
sabrosísimo, perfumado, fino, suculento, nutritivo, laxante, diurético y
refrescante, y muy beneficioso bajo el clima de los trópicos. Es recomendable no
abusar de el porque, su abuso puede causar trastornos gástricos, no graves por
supuesto debido a su gran cantidad de fibras.
Hay variedades altamente seleccionadas que posén sólo en proporciones bastante limitadas el característico gusto terebintáceo y contienen además poquísimas fibras y un hueso chico.
La cuna del mango es sin lugar a dudas Asia meridional, y, a lo que parece, propiamente la zona que se extiende desde Assam a Birmania, y de ahí hasta la península de Malaca, donde son numerosísimas sus variedades.
Como atestiguan ampliamente los escritos sobre la mitología hindú, en la India
el mango era muy apreciado ya en la más remota antigüedad, por lo cual formaba
parte de las ceremonias religiosas y se hallaba presente en cualquier ocasión de
la vida, dondequiera que se pusiera la mesa. Los hindúes lo llamaban por eso "La
reina de la frutas".
En la historia india, además del fruto del mango, son tenidas en alto aprecio
sus flores bajo el apelativo de "amra" como también su espesa y tupida copa
foliar por la benéfica sombra que proyecta al suelo, y en la cual es delicioso
ponerse a descansar en las horas más calurosas del día. Por esta última
prerrogativa suya, es decir, de dar sombra abundante, en el trópico es plantado
este árbol a menudo a lo largo de los caminos, donde protege también contra el
viento.
La pulpa del mango suele ser muy variada, es blanquecina, amarilla, amarillo-blanquecina, anaranjada o rojiza, jugosa, más o manos fibrosa, a veces subácida o ácida. Estos últimos frutos son más indicados para preparaciones culinarias.
Las características de la pulpa varían mucho según se trate de mangos
silvestres, o de mango cultivado; en el primer caso la pulpa es reducida, muy
fibrosa y de sabor fuertemente terebintáceo, mientras que la semilla que se
halla en el medio es muy gruesa.
En las variedades nobles, la semilla es en cambio más pequeña y la pulpa
abundante, exenta o casi de fibras, de consistencia muy fina, además muy jugosa,
perfumada, aromática, dulce, levemente acidulada y presenta solamente trazas de
sabor terebintáceo, pero que hacen al fruto aún más exquisito.
El mango es altamente azucarado, por lo tanto muy nutritivo y hace engordar. Su porcentaje de acidez (ácido cítrico) es en cambio muy pequeño.
El mango contiene extraordinarias sales minerales y vitaminas A y C en ciertos aspectos, tiene propiedades parecidas al las del limón. Se recomienda el mango contra el escorbuto, enfermedades de las encías y de la boca, catarros, dolor de estómago, acidez, pereza intestinal, etc.
El jugo de la corteza, que es resinosa, tiene propiedades anti disentéricas, y el de los frutos, en la dosis de 15 gramos por 150 de agua, está indicado contra el mal de garganta, usado en gargarismos. El extracto fluido en la proporción de 1 a 4 gramos en solución acuosa es un excelente tónico y astringente.
La corteza, en forma de decocción, es usada en la India, contra metrorragias y hemorragias uterinas.
En el mismo país el fruto es usado contra la leucorrea, y es muy eficaz en enfermedades cutáneas, especialmente contra la sarna, frotando la pulpa sobre la parte afectada.
Las hojas son usadas contra las picaduras de los escorpiones, y constituyen también un buen dentífrico, frotando con ellas los dientes, y refuerzan las encías si se mastican.
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