Comunidad Valenciana
Propiedades de las frutas
Grosella
(Ribes rubrum)

La grosella es un fruto que nace de un arbusto originario de las regiones septentrionales de Europa, que se da también en países cálidos. En América del Sur más concretamente en Chile se da muy bien este fruto.

Este fruto es en su composición bastante análoga a la frambueso. Su sabor es agradable. Es refrescante DE GUSTO áCIDO. Más que la frambuesa o la fresa.

En su composición figuran elevadas cantidades de ácido málico, cítrico y tartárico; en la variedad roja y negra es aún mayor que en la blanca. También es elevado su porcentaje en vitaminas A y C.

El grosellero crece, en estado natural, en las regiones montañosas de casi toda Europa; en España, es muy abundante en las montañas de Aragón, en las Cuenca, en los montes de Toledo y en la región Valenciana.

El grosellero presta grandes servicios en la Medicina doméstica, siendo preciosas todas sus partes.

Las hojas constituyen uno de nuestros mejores tónicos astringentes indígenas, siendo sus propiedades análogas a las cortezas de la encina. Se las administra en polvo, o bajo forma de infusión, en diarreas, disentería, debilidad de estómago, falta de apetito, etc.

Proporcionan un buen gargarismo, en las enfermedades ulcerosas de la garganta, empleándose con éxito en lociones externas, en los casos de úlceras. Las hojas contundidas del grosellero se aplican, frecuentemente con resultados, en las cortaduras y otras heridas superficiales, igualmente que sobre los tumores y panadizos.

El cocimiento concentrado de las mismas hojas, tomado en ayunas a razón de una taza cada mañana, está recomendado contra la gota, cálculos e ictericia. La tisana preparada con la corteza, goza también de una eficacia comprobada en todas las enfermedades de la vejiga, empleándosela asimismo como febrífugo.

Les quiero proporcionar a mis lectores un remedio precioso contra las nudosidades de la gota: Se deben tomar hojas de grosellero, de romero, de laurel común y de salvia. A partes iguales (un puñado de cada una): este preparado se debe colocar en una cacerola o puchero de barro, con un litro de vino blanco bueno. Lo mejor es dejarlo infundir sobre el rescoldo caliente durante 48 horas, luego se filtra. Aquí tenemos un linimento que se emplea en fricciones prolongadas sobre los pies y las manos con resultados excelentes.

Los frutos del grosellero son atemperantes y refrescantes. El jugo, solo o diluido en agua, constituye una bebida útil en las enfermedades agudas y en las fiebres inflamatorias, prestando además grandes servicios, por sus propiedades diuréticas, en la gota, reumatismo, obstrucciones viscerales, ictericia, hidropesías y mal de la piedra.

Su empleo ha sido acompañado con mucho éxito en las afecciones cutáneas rebeldes, lo mismo que en las afecciones gastrointestinales crónicas.

Las grosellas, desecadas al horno, conservan bien sus propiedades, pudiéndoselas administrar, cuando estén desecadas, en polvo bajo forma de infusión.

Se puede confeccionar con la grosella una compota muy rica, agradable y apreciada, se procede de la siguiente forma: Tomar cierta cantidad de grosellas, exprimirlas y filtrar su jugo pasándolo por un lienzo fino, se coloca en una cacerola de cobre, añadiéndole una cantidad de azúcar de la mejor calidad igual a su peso, llevar la cacerola al fuego suave, dejar hervir lentamente. Cuando se considera que ha adquirido la necesaria consistencia, se retira del fuego, dejar enfriar y se puede conservar en tarros de vidrio bien tapado.

Los principales componentes de la grosella tanto de gruesa como de la negra son: Agua 92,90; materias nitrogenadas 0,31; materias grasas 0,65; materias extractivas 5,946; de las cuales 4,9 son de azúcar; celulosa 1,43; cenizas 8,15; pectina 1,06; ácidos málico, cítrico y tartárico; vitaminas C (27,3 mgr.) A. B. Potasio, calcio, fósforo, hierro y bromo.

Tanto la grosella gruesa como la negra es aperitiva, remineralizante, digestiva, laxante, diurética, depurativa, descongestionante hepático y antiescorbútica. Esta indicada en la inapetencia, desmineralización, estreñimiento, plétora, diátesis hepática, artritismo, reumatismo, gota, inflamaciones digestivas y urinarias, afecciones febriles, escorbuto.

La cura de grosellas se puede hacer tomando el jugo, a razón de 100 a 300 gramos por día, en dos o tres veces, de las cuales una puede ser en ayunas, antes de almuerzo y cena, puro o diluido con agua.

Catón le atribuye, tomándolas bien maduras, una acción descongestionante sobre el hígado y la circulación general de los pletóricos.

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