Las cerezas son muy ricas en sustancias minerales, constituyen uno de los más agradables alimentos a la vez que está provistas de valiosas propiedades medicinales.

El árbol en floración y su fruto ponen una esplendente nota de color en primavera. Los poetas han loado mucho a esta fruta haciéndola símbolo de elementos valiosos.

Corrientemente los cerezos se acostumbran a dividir en tres grupos: Cerezos mollares, garrafales y guindos.

Entre las frutas de la primavera, la cereza es una de las que aparece primero. Esta circunstancia, unida a sus múltiples propiedades y usos en terapéutica común hacen e ella uno de los frutos más apreciados.

El contenido en sales minerales es aproximadamente el miso en las distintas variedades, y bastante elevado, de lo cual se derivan los saludables efectos que posé este fruto como mineralizante del organismo. La sal mineral que con más abundancia se encuentra es el potasio; este, junto con el sodio, calcio, magnesio, que también se encuentran <aún que en menor proporción> son indispensables para mantener una normal composición de la sangre. El magnesio, además, interviene en la constitución de la célula nerviosa. Es apreciable asimismo la proporción del fósforo, que unido al calcio participa en la formación de los huesos.

Además tienen las cerezas hierro <indispensable para los glóbulos rojos> azufre, sílice y cloro, de extraordinaria acción desinfectante. Por otra parte, los ácidos orgánicos prestan al cuerpo importantes beneficios, sin los peligros de los ácidos minerales como sulfúrico y otros, que desmineralizan los humores orgánicos. Las cerezas contienen además vitaminas A, B, Y C. Por su alta tasa en vitamina C facilita el crecimiento, cuyo consumo copioso evita los estados de astenia y síndromes hemorragíparos en primavera.

No es rica en azúcar. Asociándose a otras frutas puede constituir un delicioso desayuno, y por su parquedad en hidratos de carbono, y por encontrarse la mayor parte del azúcar en forma de levulosa, muchos pacientes diabéticos pueden beneficiarse de este fruto tomándola con prudencia.

Se encuentran en su composición, sustancias medicamentosas que, en dosis pequeñas administradas sin manipulaciones promueven extraordinarios efectos, mucho más notables que otras producidas en laboratorios, creadas, refinadas, modificadas o reducidas en productos sintéticos.

"La cereza como alimento nutritivo y de prevención contra las enfermedades <nos dice el profesor Nicolás Capo>, en nuestros días no es generalmente muy bien considerada, por la ausencia de literatura médica que hable en forma encomiasta a este respecto. Los que pueden hacerlo y no lo hacen incurren en una gran responsabilidad, porque en realidad hay en las cerezas una gran fuente de vitaminas completamente ignoradas para el vulgo, y que de conocerlo no sufriría las enfermedades que actualmente la humanidad sufre, especialmente las acideces de estómago, los cálculos hepáticos, la ictericia, el estreñimiento. Etc.Šetc."

El doctor José castro destaca las propiedades nutritivas y curativas de la cereza. El profesor Juan Estebe Dulín con quien tuve la suerte de ser su alumno en mis estudios de Naturología, no ocultaba su entusiasmo por las cerezas.

Desde tiempos muy remotos se han adjudicado a la cereza propiedades medicamentosas. <A todas las artes que la integran> pulpa, hueso, y hasta los pedúnculos (rabitos) han sido utilizados en la terapéutica.

La escuela de Salerno, ponderando los beneficios de la cereza proclamaba lo siguiente: "Limpia el estómago, su núcleo (o hueso) desembaraza la piedra del riñón y purifica la sangre.

El médico griego Claudio Galeno recomendaba la cereza dulce a los que padecían estreñimiento y la ácida para estimular las digestiones de los que tenían secreción deficiente de jugo gástrico; y la áspera o ácida ( se supone que su jugo) para corregir la diarrea.

Messué y otros autores atribuyen al aceite que se extrae del hueso de la cereza, notables propiedades para eliminar los cálculos del riñón y de vejiga así como para corregir los dolores artríticos.

Una buena manera de tomarlas, para aprovechar dicha propiedad, es triturar en un mortero o maquina trituradora las cerezas enteras junto con el hueso, después se hierven y se toma el agua.

El prestigioso doctor Wenceslao Vander habla también y muy bien de las cerezas y les dedica elogiosos comentarios. El médico del Hogar profesor Wilfredo Boué en su tratado popular de Plantas Medicinales alaba mucho las cerezas, recomendándolas como laxantes, digestivas y refrescantes, y dice que "el sabio Cheumel recomendaba un cocimiento de 30 gramos de pedúnculos (cabitos) de cereza, que constituyen un gran diurético, y en muchos casos se acierta a hacer orinar en abundancia, donde todo los remedios farmacológicos habían sido impotentes". Y finalmente diremos que el Profesor Arnold Ehret en su obra "El sistema curativo por dieta amucosa, recomienda las cerezas como un alimento muy especial para eliminar el mucus del intestino.

Las cerezas por sus excelentes propiedades podemos resumir que es fruto que se constituye como: un poderoso depurativo y desintoxicante, remineralizante, energético muscular y nervioso, anti infeccioso, refrescante, sedante nervioso, regulador hepático y gástrico, diurético, antirreumático y antiartrítico, laxante, rejuvenecedor tisular y, finalmente, aumenta las reacciones naturales de defensa del organismo.

Está indicada la cereza para los artríticos, hepáticos y nefríticos, por sus cualidades alcalinizantes y depuradoras de los humores, en los casos de plétora, arterioesclerosis, obesidad, retrasos en el crecimiento, diátesis hepática, gota, litiasis urinaria y biliar, fermentaciones intestinales y vejez prematura.

Es muy importante y aporta gran utilidad, en someterse para hacer una cura de cerezas, bajo la dirección de un médico experto en dietética. Y debemos recordar que hay que descartar las cerezas insanas.

Para mitigar un poco la monotonía de la cura pueden asociarse las cerezas con otras frutas jugosas, que suelen darse en la misma época. (Nísperos, fresas o fresones etc.)