Este mercado cuya antigüedad se remonta a los tiempos de cristianización de la ciudad (siglos XIIII-XIV) era el lugar donde los aprendices del oficio de alfareros exponían sus cacharros para demostrar su habilidad y destreza y así ser admitidos en el Gremio alfarero.
Es un mercado cuyo principal producto de venta es material de loza, cerámica y barro cocido para el hogar.
Desde los pueblos de los alrededores de la ciudad venían al mercado a la compra de este tipo de artículos.
Uno de los productos más tradicionales es la conocida como Campanita de la Virgen, consistente en una pequeña campana de barro cocido, con el yugo pintado de rojo.
A los pies del Miguelete y a la entrada de la Catedral, es el lugar privilegiado para visitar este pequeño mercado y disfrutar del entorno en cualquiera de sus múltiples establecimientos hosteleros.
...y siempre hay algún gracioso que, aunque esté cerrado, le gusta provocar una sonrisa en los paseantes.