Comunidad Valenciana: Fiestas y deportes.

Deportes.

La pelota valenciana

La pelota valenciana (en valenciano pilota valenciana) es un deporte con varias modalidades en el cual se enfrentan uno o más contrincantes formando dos equipos que compiten lanzando una pelota, golpeándola con la mano desnuda, o con ligeras protecciones.

El nombre de pelota valenciana se utiliza para distinguirlo de otros juegos de pelota, como la vasca, que se juega normalmente contra un muro (frontón).

El deporte de la pelota fue ampliamente practicado en la Antigua Grecia y fue introducido en la Península Ibérica por el Imperio Romano que lo expandieron a otras regiones del imperio como las actuales Francia, Bélgica, Holanda o Italia dónde aún perduran diferentes variedades.

En aquella época se jugaba a pelota con unas normas similares al actual juego valenciano de llargues.

En la Corona de Aragón fue un deporte muy popular practicado por miembros de la nobleza e incluso reyes (el humanista Arnau de Vilanova recomendó su práctica a Jaime II en 1305) si bien este éxito fue parte de su posterior pérdida de popularidad ya que para evitar problemas se prohibió su práctica en las calles quedando confinada a recintos cerrados que sólo podían mantener las clases adineradas.

Además el hecho de que sólo en el Reino de Valencia existiera tradición de juego en trinquete propició su desaparición en los restantes territorios de la Corona de Aragón.

Famoso por su trascendencia es el bando del 14 de junio de 1391 que promulgó el Consejo General de la Ciudad de Valencia en el que prohibía su práctica en la calle:"Debido a que por ocasión del juego (de pelota) se decían diversas blasfemias en ofensa de nuestro señor dios y de los santos y diversas injurias de palabra y hecho a las gentes andantes y permanecientes por las diversas calles y plazas de la ciudad ha nuevamente establecido y vedado que alguna persona privada o extraña de cualquier condición o ley de diez o más años no pueda jugar dentro de los muros de dicha ciudad (Valencia) al juego de pelota bajo pena de veinte morabatins de oro por cada vez que lo hiciera."

Como se ha comentado esta prohibición no afectó al juego de pelota en el Reino de Valencia estando censados a mediados del siglo XVI hasta trece trinquetes en la capital repitiéndose de manera periódica diversos bandos prohibiendo su juego en la calle.

Sin embargo a mitad del siglo XIX los vascos dejan de jugar cara a cara para empezar a jugar a rebote en un frontón lo que junto con la invención del tenis, deporte similar pero de menos dureza física del que sólo se recibió como influencia el sistema de puntuación, limitaron la difusión de la pelota a mano prácticamente a Valencia y a regiones concretas de Bélgica, Holanda, el norte de Italia y el norte de Francia.

Desde este momento y hasta mitad del siglo XX es lo que se conoce como edad de oro de la pelota valenciana debido a que se disputaban numerosas partidas en las que se apostaban ingentes sumas de dinero y a que los jugadores eran auténticos héroes populares destacando pelotaris como Roquet de Penàguila, Bandera, Melero, Bota, el Nene, el Paler o el Pilotero.

Posteriormente la popularización de los deportes de masas, especialmente el fútbol, la expansión urbanística que provocó el derribo de numerosos trinquetes, el aumento de la circulación automovilística que dificultó el juego en la calle y la progresiva castellanización de la sociedad debido a la inmigración de gran cantidad de personas que no veían a la pelota como un deporte propio provocó que su situación en la década de los 60 del siglo XX fuera casi crítica. Pero en ese momento la pelota volvió a resurgir y se puede decir que fue gracias a un hombre, Francisco Cabanes el "Genovés". La figura de este mítico pelotari atrajo a numerosos aficionados de vuelta al trinquete.

A este fenómeno se unió el proceso autonómico. Esta descentralización provocó que la Federació de Pilota Valenciana se desligara de la española, que recoge sólo las modalidades vascas, lo que permitió organizar numerosos torneos oficiales que incrementaron el interés de las partidas y una mayor profesionalización del deporte.

Además las nuevas instituciones públicas han apostado decididamente por él, retransmitiendo numerosas partidas, contando con un programa semanal en la televisión pública valenciana, incluyendo noticias en los telediarios, ofreciendo recursos didácticos para su introducción en la asignatura de educación física y promulgando una normativa por la cual cualquier colegio o instituto valenciano de nueva construcción deba incluir una instalación para la práctica de la pelota.

Por ello, se puede decir que actualmente la pelota vive un periodo de recuperación como nunca antes se había conocido y sin duda el futuro adquiere buenas expectativas.



Música: El fallero

Valencia

Oleo: Conrado Meseguer Muñoz

El primer libro impreso

El primer libro impreso de España fué en Valenciano; Se trata de "Les trobes en lahors de la Verge Maria" (Las trobas en honor de la Virgen María).

Es el primer incunable ibérico. Publicado en Valencia en el año 1474 y escrito en Lengua Valenciana, en la primera imprenta de España por el maestro impresor Lamberto Palmart, ubicada junto al Portal de la Valldigna.

Es una obra poética colectiva que cuenta con la participación de numerosos autores, como Joan Roiç de Corella, Bernat Fenollar, Francesc de Castellví, Lluís Alcanyís, Narcís Vinyoles, Miquel Péreç o Jaume Roig entre otros muchos ilustres autores.

La primera fábrica de papel.

Hacia el año 1150 la industria papelera de Játiva producía un papel tan exquisito que exportaba a todo el mundo.

En 1154, el geógrafo árabe Al-Idrîsî declaró sobre Játiva: Se fabrica en ella un papel del que no se encuentra parangón en el mundo y que se conoce en Oriente y Occidente.

Curiosamente, la exportación de papel desde Játiva al extranjero influyó en el nombre que ha tomado este material en otras lenguas, y tal vez por ello en inglés se escribe igual que en Valenciano, Paper.

El primer molino papelero europeo data de 1056. Estaba en las afueras de la próspera y culta ciudad de Játiva, rica en agua y lino, y su dueño era Abú Masaifa.

Junto a la vieja acequia, construye una fábrica de papel con más de 20 operarios. Era el primero producido en Europa.

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