Comunidad Valenciana: Artes plásticas.

La pintura

Joaquín Sorolla i Bastida

Biografía

Joaquín Sorolla i Bastida (Valencia , 27 de febrero de 1863 - Cercedilla, 10 de agosto de 1923).

Fue uno de los pintores españoles más prolíficos, con más de 2.200 obras catalogadas. Cuando apenas contaba con dos años de edad, fallecieron sus padres a causa de una epidemia. Al quedar huérfanos su hermana Eugenia y él, su tía Isabel, hermana de su madre, y su marido, de profesión cerrajero, los recogieron.

Pasados los años intentaron enseñarle, en vano, el oficio de la cerrajería, advirtiendo pronto que su verdadera vocación era la pintura.

En 1874 empezó a estudiar en la Escuela Normal Superior donde le aconsejaron que también se matricularse en las clases nocturnas de dibujo en la Escuela de Artesanos. En ésta última recibió, en 1879, una caja de pinturas y un diploma como premio «por su constante aplicación en el dibujo de figura».

Ese mismo año ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos a la par que trabajaba en el taller de su tío, el cual estudió junto a pintores como Manuel Matoses, Benlliure o Guadalajara.

Fue en la Academia de San Carlos donde conoció a otro alumno, Juan Antonio García, hermano de quien más tarde acabaría siendo su esposa, Clotilde García.

En 1880 consiguió una Medalla de Plata por su obra Moro acechando la ocasión de su venganza en la exposición de la sociedad El Iris.

Al acabar su formación, comenzó a enviar sus obras a concursos provinciales y exposiciones nacionales de bellas artes, como la de Madrid en mayo de 1881, donde presentó tres marinas valencianas que pasaron sin pena ni gloria pues no encajaban con la pintura oficial, de temática histórica y dramática.

Al año siguiente, estudió la obra de Velázquez y otros autores en el Museo del Prado. Por fin, en 1883, consiguió una medalla en la Exposición Regional de Valencia y, en 1884, alcanzó la gloria al conseguir la Medalla de Segunda Clase en la Exposición Nacional gracias a su obra Defensa del Parque de Artillería de Monteleón, obra melodramática y oscura hecha expresamente para la exposición, tal y como le dijo a un colega suyo: “Aquí, para darse a conocer y ganar medallas, hay que hacer muertos.”

Cosechó otro gran éxito en Valencia con su obra El crit del palleter sobre la Guerra de la Independencia.

De esta manera, fue pensionado por la Diputación Provincial de Valencia para viajar a Roma donde, a la vez que trabajaba, conoció el arte clásico y renacentista, así como los grandes museos, contactando, además, con otros artistas. Con su amigo el pintor Pedro Gil se desplazó a París durante el primer semestre de 1885, viviendo de cerca la pintura impresionista que produjo en él, ya de regreso en Roma, variaciones en su temática y estilo, llegando a pintar el cuadro religioso El entierro de Cristo, con el que no tuvo el éxito esperado.

En 1888 contrajo matrimonio con Clotilde García en Valencia, pero vivirían un año más en Italia, esta vez en la localidad de Asís.

En 1889 se instalaron en Madrid y, en apenas cinco años, Sorolla alcanzó cierta fama y prestigio como pintor.

En 1894 viajó de nuevo a París, donde desarrolló el luminismo, que sería característico de su obra a partir de ahora. Comenzó a pintar al aire libre, dominando con maestría la luz y combinándola con escenas cotidianas y paisajísticas de la vida mediterránea. En obras como La vuelta de la pesca, La playa de Valencia o Triste herencia, describió el sentimiento que producía la visión del mar Mediterráneo, comunicando el esplendor de una mañana de playa con un colorido vibrante y un estilo suelto y vigoroso. Con Triste herencia recibió, en 1900, el Grand Prix en el certamen internacional de París.

Además siguió con su pintura de denuncia social que tantos éxitos le había reportado en los últimos años con obras como I encara diuen que el peix és car (1895).

Por aquel entonces, Valencia le nombró hijo predilecto y meritorio, y le fue dado su nombre a una calle.

Tras muchos viajes por Europa, principalmente Inglaterra y Francia, celebró una exposición en París con más de medio millar de obras, que le dio un reconocimiento internacional inusitado, conociéndose su obra pictórica por toda Europa y América.

Expuso su obra en Nueva York en 1909 y cosechó un éxito sin precedente alguno, con obras como Sol de tarde o Nadadores, entre muchas otras.

También lo hizo, en 1911, en el City Art Museum de Saint Louis y en el Art Institute de Chicago.

En noviembre de ese mismo año, firmó un encargo para la Hispanic Society of America por el que realizaría catorce murales que decorarían las salas de la institución. Con esta obra, realizada entre 1913 y 1919 y de tres metros y medio de alto por setenta metros de largo, alzó un imborrable monumento a España, pues en ella se representaban escenas características de diversas provincias tanto españolas como portuguesas.

Necesitó de casi todo 1912 para viajar por todo el territorio, realizando bocetos y trabajos de costumbres y paisajes. De esta obra destacan los óleos pintados en 1916 dedicados a niños y mujeres en las playas de Valencia, donde predomina la libertad de pincelada y la luz de su tierra. Algunos ejemplos son Madre e hija o Pescadora valenciana.

También destacaba, fuera de esta temática, su inconmensurable lienzo Visión de España.

Otra importante faceta suya fue la de retratista, de figuras importantes como fueron Juan Ramón Jiménez, el rey Alfonso XIII, Vicente Blasco Ibáñez, Ortega y Gasset, etc.

También, en 1914, había sido nombrado académico y, cuando terminó los trabajos para la Hispanic Society, trabajó como profesor de composición y color en la Escuela de Bellas Artes de Madrid.

Su pintura representó la aplicación directa del iluminismo al paisaje y la figura, acercando por tanto esta tendencia a la sociedad de la época.

En 1920, mientras pintaba el retrato de la señora Pérez de Ayala en el jardín de su casa en Madrid, padeció un ataque de hemiplejia que mermó drásticamente sus facultades físicas y mentales. Murió en su casa de Cercedilla el 10 de agosto de 1923.

Oleo: Conrado Meseguer Muñoz

El primer libro impreso

El primer libro impreso de España fué en Valenciano; Se trata de "Les trobes en lahors de la Verge Maria" (Las trobas en honor de la Virgen María).

Es el primer incunable ibérico. Publicado en Valencia en el año 1474 y escrito en Lengua Valenciana, en la primera imprenta de España por el maestro impresor Lamberto Palmart, ubicada junto al Portal de la Valldigna.

Es una obra poética colectiva que cuenta con la participación de numerosos autores, como Joan Roiç de Corella, Bernat Fenollar, Francesc de Castellví, Lluís Alcanyís, Narcís Vinyoles, Miquel Péreç o Jaume Roig entre otros muchos ilustres autores.

La primera fábrica de papel.

Hacia el año 1150 la industria papelera de Játiva producía un papel tan exquisito que exportaba a todo el mundo.

En 1154, el geógrafo árabe Al-Idrîsî declaró sobre Játiva: Se fabrica en ella un papel del que no se encuentra parangón en el mundo y que se conoce en Oriente y Occidente.

Curiosamente, la exportación de papel desde Játiva al extranjero influyó en el nombre que ha tomado este material en otras lenguas, y tal vez por ello en inglés se escribe igual que en Valenciano, Paper.

El primer molino papelero europeo data de 1056. Estaba en las afueras de la próspera y culta ciudad de Játiva, rica en agua y lino, y su dueño era Abú Masaifa.

Junto a la vieja acequia, construye una fábrica de papel con más de 20 operarios. Era el primero producido en Europa.

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