Mesxicotet a 1/5/2023 - Nº 1

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Hoy con...
Escuela de Verano

Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3

No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor. (Alexandre Dumas(padre))

Nos llegó la información desde una escuela de verano en un pueblo de los Pirineos de Huesca.

La información había salido en una revista especializada y de inmediato nos llamó la atención.

“El fantasma de un antiguo profesor se aparece a los alumnos de un colegio de verano en los Pirineos de Huesca”.

Nos pareció especialmente interesante porque no había ninguna muerte por el medio. Dicho profesor ejerció muchos años y hacía unos pocos que había muerto tranquilamente en su casa. Sin embargo, en el colegio se apareció cómo un joven de poco más de treinta.

También era muy interesante el ver que, ese mismo profesor, había contado y dejado unas notas escritas, sobre unos fantasmas que había visto durante su estancia en la escuela.

Aquello tenía que ser investigado...

El 16 de agosto llegamos al pueblo y tomamos una habitación en una posada muy agradable y limpia. Era un pueblo pequeño, calculamos que no tendría más de 600 habitantes, de casas de piedra para protegerse del frío en los meses de invierno y con unos paisajes que harían llorar a una persona con el síndrome de Stendhal. La cena, digna de mención cómo no podía ser de otra manera en la cocina Aragonesa.

La cena también nos sirvió para hablar con la gente del lugar y que nos contaran lo que sabían sobre el profesor: al que muchas personas mayores recordaban con cariño.

Ramón Mengibar fue un hombre muy apreciado en el pueblo. Su especialidad, de la que fue profesor, eran las ciencias naturales, sobre todo la botánica, pero lo que amaba profundamente era la literatura. Donó al pueblo varias colecciones de libros que enriquecieron la pequeña biblioteca. Todas las tardes bajaba desde el colegio para jugar una partida de dominó, tomar un café con los amigos y reírse un rato con las ocurrencias de Manuela, la camarera.

Así pues, conociendo ya algo sobre nuestro profesor, al día siguiente subimos andando al colegio; que distaba no más de 500 metros de la salida del pueblo.

Nos recibió Alba Sánchez, la directora, que estaba esperándonos con verdadero interés. Era una mujer de unos cuarenta y cinco años muy bien llevados. Su sobria vestimenta no ocultaba que tenía un cuerpo cuidado por muchas horas de ejercicios y sanas dietas. Después de los saludos rituales, pasamos a una pequeña sala de juntas donde ya nos tenía preparadas varias carpetas.

-Ramón era un hombre muy meticuloso, -dijo Alba alargándonos varios documentos- anotó en estos cuadernos todas sus experiencias con los alumnos, y personales. Cuando se fue quiso llevarse las que tenían que ver con el colegio, entre las que se encontraban las de las apariciones, pero no nos pareció correcto ya que podían ser manipuladas, no por él que era intachable, pero si por otras personas que quisieran escribir sobre la escuela, para bien o para mal. Decidimos que todo lo dejara aquí: sus anotaciones sobre los alumnos y, entre ellas, las experiencias paranormales.

-¿Y que piensa usted de ellas? Alba ¿Cree que pasaron de verdad o fue algo que pudiera tener otras explicaciones?

-Ramón no bebía, no estuvo ni un solo día enfermo en las cinco temporadas que pasó con nosotros. Tampoco era un hombre dado a las fantasías, a pesar de ser un gran amante de la literatura. Podía haber sido un gran escritor, pero le faltaba imaginación. Al principio no creía en fantasmas, pero después de las experiencias que tuvo, me confesó cierta vez, que empezaba a dudar de su existencia.

-Y él ¿Lo vio, cuando se lo relató, nervioso o con miedo?

-No, no tenía imaginación ni para eso, hubo en total seis visiones y siempre en el mismo sitio. La primera no fue a él, fue a dos alumnas y no tenemos constancia porque les dio un ataque histérico y, al día siguiente, vinieron sus padres a por ellas. Las otras cuatro las encontrareis muy bien explicadas en sus papeles.

-¿Y que nos puedes contar de las actuales? ¿Estáis seguros de que es este profesor el que se ha aparecido?

-Totalmente, vestía de una manera muy particular, con su estilo propio. Durante el día pantalón negro y una camisa de cuadros escoceses. Por la noche pantalón claro, jersey de cuello alto, azul o verde y si hacía mucho frío una cazadora con coderas.

-¿Por que motivo pensáis que se aparece? ¿Tuvo alguna mala experiencia? ¿Dejó algo por terminar? ¿Dice algo?

-No, que yo sepa, y en sus papeles tampoco aparece nada. Murió, cómo ya sabéis hace un par de años, pero fue en su casa de la provincia de Ávila. No tiene nada que ver con el colegio.

-¿Cuantas veces se ha aparecido? -Cinco, la primera a la profesora de francés que por poco le da un ataque. Tuvimos que convencerla, porque a la fecha que estamos ya nos era imposible contratar una sustituta. La segunda fue al jardinero que terminaba de cenar y se dirigía a las habitaciones del servicio: apareció de la nada y dice que lo atacó con un palo, aunque desapareció antes de llegar hasta él.

-¿Lo atacó?

-Si, eso es lo que dice. La tercera fue a dos alumnas y dicen que parecía querer decirles algo. Por supuesto corrieron espantadas.

-¿Y se apareció en el jardín?

-No, siempre se aparece en el pasillo que conduce al invernadero y normalmente a la misma hora, sobre las nueve y media más o menos.

-Bien Alba, de momento con esto tenemos para empezar a leer sus notas. Supongo que tendremos que hacerte muchas más preguntas. Más vale que ni a los alumnos ni al servicio les digamos el porqué estamos aquí. ¿Te parece?

-Por supuesto. Ya les he comentado que erais unos inspectores de una revista que queríais comprobar nuestra manera de funcionar, para calificarnos entre un grupo de colegios de verano. Por esta razón teníamos que portarnos estupendamente.

-¡Caramba!, muy buena idea!

-Les dejo para que vayan leyendo. Si quieren algo manden un mensaje por el móvil, será lo más rápido.

Y sin más, comenzamos a leer las notas.


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