- 2 kilos de tomates grandes, carnosos y maduros (si son granados, mejor, o sea, que estén casi totalmente maduros pero aún vetéen verde, lo que asegura que están bien prietos)
- el zumo de un limón
- la ralladura de la piel de dos limones.
- sal
- azúcar
Todas las recetas son las originales enviadas por las personas que las conocen.
Preparación:
En una cacerola grande, escaldamos los tomates, en agua hirviendo con sal, para quitarles fácilmente la piel.
A continuación los pelamos, los cortamos y los exprimimos para quitarles el agua.
Las pepitas se quitan o nó, al gusto.
Picamos el tomate fino (no triturarlo).
Si quedan pedacitos sueltos un poco mayores, no os preocupeis que eso mejora la textura.
Pensad que es una mermelada, y resultan agradables los pequeños tropezones de fruta mas entera.
Si lo trituramos se convierte en una pasta anodina.
Ahora, pesaremos la pulpa resultante antes de ponerla en otra cacerola, y le añadiremos el mismo peso de azúcar, el zumo de limón, y las ralladuras de la piel de dos limones.
Lo pondremos todo a cocer a fuego moderado y removiendolo a menudo durante unos 30 a 35 minutos, cuidando que no se nos vaya a requemar.
Para comerlo se debe dejar enfriar completamente, pero si vamos a envasar, tendremos preparados botecitos herméticos esterilizados.
Nada mas apagar el fuego, vamos sacando confitura con un cucharón, llenando botecitos hasta el borde para que no quede aire, y tapándolos herméticos.
Como buena mermelada, está mejor cuando ya hace por lo menos unos días que está hecha.
Aparte de ser una sabrosa mermelada para desayunos, meriendas, etc., acompaña a muchos platos dulces y salados, y sobre todo a muchos tipos de queso como complemento ideal.
Si los botes cierran bien y estaban convenientemente esterilizados, se nos conservarán bien todo el año aunque sea fuera de la nevera en cualquier lugar fresco y seco donde estén a oscuras, como en cualquier alacena en condiciones.