Propiedades
Los frutos secos

Higo (Ficus carica L.)

El higo (Ficus carica L.) de la familia de las ficáceas, es el fruto de la higuera. árbol cuya antigüedad se pierde en la penumbra de los tiempos.

La higuera es mencionada en numerosos pasajes de las Sagradas Escrituras. Originaria del litoral mediterráneo. Homero hace mención de ella en la Odisea. Platón y Diógenes tenían en mucho aprecio a los higos.

Un muy querido profesor mío, Raúl Agustín Belloti, muy enamorado de San Rafael, cuando venía a dar una conferencia desde Buenos Aires, siempre me decía: "En la tierra donde crezcan higos y olivos, quédate a vivir". En San Rafael clima cálido y algo desértico, se crían muy bien los olivos y las higueras.

Todas las partes de la higuera son útiles. Los egipcios lo usaban en la terapéutica. En el campo, las amas de casa se sirven de sus hojas para limpiar los utensilios culinarios. Las hojas muchas veces se usan en medicina externa, en fricciones, para abrir las hemorroides.

El primer fruto de la higuera es la breva, que es, como si dijéramos, la flor de la higuera.

El higo aún que de tamaño más pequeño que la breva, es más rico en azúcares, es una fruta carnosa de sabor agradable y pletórica de semillas en su parte interior. Su piel alcanza una amplia gama de tonalidades.

Entre las variedades, que son múltiples, una muy estimable y temprana es la "Sayuela"; también gozan de estimación las variedades que prosperan en Fraga y Maella (Aragón). Por su gran dulzor, son muy propicios para desecar.

En Valencia (mi amada tierra natal) también son muy apreciados los higos. Recuerdo en las épocas de mi niñez, cuando mi amada madre me decía: "Tres figues un ou" (tres higos un huevo). Los huevos en aquella época de la postguerra estaban a un precio inalcanzables y era comida de lujo.

El higo es un fruto excelente como alimento de fuerza, de fácil digestión y, recomendable además por sus virtudes emolientes y laxantes.

El higo seco es por su riqueza en azúcar como el dátil, un alimento energético. Todo lo que dijimos anteriormente del dátil como poder alimenticio podríamos repetirlo con el higo.

Seco cuenta con un alto poder calórico. Es un buen alimento para los que tienen que hacer prodigio de su fuerza y su energía muscular.

Los atletas griegos lo consideraban como alimento más propio para el desarrollo de sus músculos y sus fuerzas. Cargadores y descargadores de algunos puertos turcos toman el higo como alimento fundamental y desarrollan un gran despliegue de energías. Muchos campesinos griegos utilizan también los higos como alimento básico.

Además de ser un alimento muy nutritivo y digestivo, lo mismo el higo seco como el fresco, es un excelente tónico, muy recomendable a los deportistas y a cuantos realizan esfuerzos tanto físicos como intelectuales.

El higo es un tónico emoliente, suave laxante, buen diurético y, sobre todo pectoral. Por todas estas virtudes es que se les recomienda vivamente a los niños, adolescentes, convalecientes, ancianos, mujeres en cinta, trabajadores intelectuales, deportistas, así como en los casos de astenia física, y nerviosa, irritaciones gastrointestinales (gastritis, colitis), estreñimiento, estados agudos febriles, inflamaciones pulmonares y urinarias.

El higo seco en invierno, junto con una regular ración de frutas frescas, constituyen un muy buen desayuno, Y si lo asociamos a las almendras, y al pan integral obtendremos una comida extraordinariamente nutritiva. Este es un menú rico en grasas, hidratos de carbono, proteínas y sales minerales, que además no hace engordar, pero si fortalecer los músculos.

La mayor o menor digestibilidad de los higos depende del grado de acidez, de su porcentaje de celulosa, y sobre todo del estado de madurez y del estado de preparación.

A mayor índice de acidez y de residuos celulósicos, demandará una digestión más laboriosa. Debemos recordar que el higo fresco bien maduro, siempre es mucho mejor digerido que el higo seco.

Tanto la higuera como su fruto el higo, como medicamento tiene múltiples aplicaciones:

La infusión de corteza fresca es un buen astringente, también se utiliza en medicina externa, en las anginas, e interiormente en las diarreas, hemorragias, flujos de todas clases y vicios de la sangre.

En la faringitis la decocción de los higos tiene una acción emoliente de extraordinarios resultados.

El látex segregado por los tallos y hojas de la higuera, en aplicaciones repetidas sobre la punta de las verrugas, las hace desaparecer rápidamente.

Cocidos con agua, proporcionan una tisana muy eficaz en los romadizas crónicos, tos rebelde, catarros, pulmonía, asma húmeda, bronquitis, tos ferina, y, en general en todas las afecciones del pecho y de los pulmones.

El cocimiento concentrado de un puñado de higos con leche constituye un excelente medicamento para gargarismos en los casos de irritación de la garganta y de la inflamación de las encías.

Exteriormente, la cataplasma de higos, calman el dolor de los tumores inflamados, de los herpes y quemaduras.

Los higos son una magnífica fuente de Hierro, manganeso, calcio, bromo etc. además e vitaminas A, B1, B2, PP, y C.

El látex de los higos contiene una lipodiastasa (análoga al jugo pancreático), una amilasa y una proteasa y unos ácidos, un principio irritantes en estado verde.

Una excelente receta para curar los granos y abscesos en general: Formar una pasta de higos secos machacándolos. Calentarlos y colocarlos directamente sobre granos, con una gasa, abrigar bien con un paño de lana, y cambiar cada dos o tres horas, y al sacarla. lavar con agua caliente hasta que reviente y termine de supurar. Si hace frío se debe llevar bien abrigada la parte afectada para evitar que se detenga el proceso normal de maduración.

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