Propiedades
Los frutos secos

Cacahuete o Maní
(Arachis hypogaea)

Si bien el cacahuete se cría entre las raíces, este tiene las mismas propiedades que las frutas oleaginosas. Destacan entre otras por su riqueza en vitamina B.

Según se cré esta planta fue a áfrica desde América en el siglo XVI por los portugueses. Su nombre científico es: (Arachis hypogoea). Se cultiva mucho en el continente africano, así como en Asia y América, también en la región valenciana de España.

El cacahuete es extraordinariamente rico en proteínas, de primer orden, más que las otras frutas oleaginosas. De ahí que se imponga moderación en su consumo.

Se ha comprobado que la proteína de este fruto es de una muy buena calidad biológica, puesto que contiene entre las materias nitrogenadas: araquina, y conaraquina (6,55 % de nitrógeno básico, el porcentaje más elevado encontrado en una proteína vegetal), aminoácidos esenciales tales como: la Arginina, Histidina, Cistina, Lisina, betaína, colina. Sustancias minerales diversas. Diastasas (Amilasa: 10-12 %).

El cacahuete debería comerse como alimento con las verduras crudas, en esta forma enriquecería el alimento por ser muy nutritivo y energético, y debe consumirse tostado, en forma de manteca de cacahuete, o de aceite, en preparaciones diversas culinarias.

Debido a que es producto barato, si se divulgaran sus propiedades y se comieran como alimento, las clases económicamente débiles tendrían en este alimento una buena fuente que les proporcionaría el aporte cotidiano de albúmina necesaria. Pero lamentablemente este fruto se sirve como golosina o tapas de alguna bebida alcohólica.

El cacahuete es muy rico también en grasa. Se extrae de el un aceite que, aún que menos gustoso que el de oliva, goza en ciertos países de notable aprecio. Para ello tiene que estar bien refinado.

Por su considerable proporción en sustancias oleosas este fruto se debería consumir en invierno, pues proporciona bastante calor.

Su índice de sales minerales y vitaminas refuerza el poder alimenticio de este fruto. Los cacahuetes tostados, además de ser más agradables, no abusando de ellos, son digeridos mejor que los crudos. Recordamos que la parquedad en su consumo es necesaria. Apoco que se exceda resultan pesados. Si se toman pulverizados agregados a los purés y a la sopa, a la vez que mejoran su gusto, se digieren mejor.

Moliendo el cacahuete se obtiene una harina que si la mezclamos con la harina de trigo o de otros cereales, elevamos considerablemente su poder nutritivo. Se obtiene de esa manera un pan rico en proteínas, materias grasas y principios minerales, que el afamado médico Maurice Boigey considera como un alimento esencial, reconstituyente, propio para renovar nuestros tejidos y en el cual un peso dado nutre más que el mismo peso de la carne, con las ventajas que no daña al organismo.

Análoga a la almendra, se puede obtener horchata de cacahuete triturando éste en un mortero, agregándole agua caliente y pasándolo después por un colador.

Si se machaca el cacahuete en el mortero si agregarle agua, colocándole unas gotas de aceite hasta convertirse en una pasta, tenemos una manteca vegetal de grato sabor. Esta manteca entre el pan es indicadísimo en invierno.

Los cacahuetes deben masticarse prolijamente. Recodamos que los artríticos deben ser muy parcos en su consumo.

Con los masajes a la piel con aceite de cacahuete, se pueden hacer verdaderas maravillas. Incluso hacer engordar una parte del cuerpo más que las otras. A base de masajear con aceite, lo que origina una hipernutrición cutánea.

Los masajes a la cara con aceite de cacahuete, fuertes y prolongadamente dados, corrigen arrugas, depuran la piel, la vuelve fina, sedosa y brillante con naturalidad de frescura. Este es uno de los grandes secretos en la belleza de la mujer.

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